Mamá. Una palabra tan simple y pequeña, pero con gran
significado. Me parece maravilloso que una palabra de tan solo cuatro letras pueda
tener tantos significados y causar tantos sentimientos diferentes, dependiendo
de quién dice, escucha o lee la palabra. Si preguntás a la gente qué
significa la palabra “mamá” para ellos, es probable que obtengás la misma
cantidad de respuestas diferentes que la cantidad de personas a quienes les
hiciste la pregunta. Algunas personas hablarán de su propia madre y de lo que
ella significa para ellos. Otras hablarán de ellas mismas como madre y de cómo
eso es una bendición, un desafío, o ambos. Algunos te contarán que su esposa,
hermana o mejor amiga es una excelente mamá. Otros estarán tristes porque su
madre ya no está con ellos, pero recordarán lo maravillosa que era ella en vida.
Y entonces, ¿qué significa la palabra “mamá” para mí?”
Probablemente demasiado como para poder describirlo en una entrada de blog,
pero igualmente haré un intento. Sin duda alguna, debo empezar con la persona
quien dio significado a la palabra “mamá” en mi vida desde mucho antes de que
yo pudiera pronunciar o entender esa palabra, e incluso antes de que yo
naciera. Esa persona tan especial que deseaba ser mi madre aún antes de
conocerme, que me cuidó cuando aún estaba creciendo dentro de ella, que me
trajo a este mundo un lunes por la mañana hace 33 años y ha estado ahí para mí
desde ese entonces. La persona que me enseñó tantas cosas en mi vida, que
estuvo orgullosa de mí con cada hito importante alcanzado, que estuvo
feliz cuando yo lo estaba y trataba de hacerme sentir mejor cuando me sentía
triste. La mujer que vio cómo crecí y empecé a tomar mis propias decisiones y
que siempre apoyó esas decisiones aun cuando algunas iban a romper su corazón.
Gracias Mamá, por todo lo que me enseñaste, todo lo que me diste, todo lo que
sacrificaste por mí, y por tu amor y apoyo incondicional durante mi vida.
Gracias por siempre estar ahí, aún a la distancia. Gracias por ser quien sos y
por ayudarme a convertirme en quien soy yo – no me podría imaginar una mejor
mamá que vos!
Además de mi propia madre, hay otras personas en quienes
pienso al oír la palabra “mamá”. La mamá de mi mamá, por ejemplo. Mi abuela. Me siento tan increíblemente
afortunada de tenerla aún con nosotros, de haber podido pasar tanto tiempo y
tantos momentos maravillosos con ella, y de que haya sido posible para mí
compartir con ella tantos acontecimientos y etapas importantes en mi vida – incluyendo mi propia
maternidad. Admiro su fuerza y la manera en que crió a sus cuatro hijos, la
mayor parte del tiempo con poco o sin ayuda mientras mi abuelo estaba
trabajando y estudiando al mismo tiempo para tratar de darle un mejor futuro a
su familia. No me podría imaginar un mejor ejemplo que ella ahora que yo soy
mamá también, y espero poder enseñar a mis hijas muchas de las cosas que he
aprendido de ella durante mi vida.
Y luego está mi mamá costarricense, o mi “mamá tica”. La mujer
que no es mi madre biológica y a quien sólo conocí cuando tenía dieciocho años,
pero que ha sido como una segunda mamá para mí durante los últimos quince años.
La mamá de una de mis mejores amigas, que me dio la bienvenida en su casa
cuando visité Costa Rica por primera vez y que me acogió cuando volví dos años
después para estudiar aquí durante siete meses. Me hizo sentir bienvenida, en
casa y parte de la familia desde el primer momento, y las cosas no han cambiado
desde entonces aunque ahora ya no vivamos en la misma casa y no nos veamos tan
seguido como quisiéramos – cuando sí voy a visitarla, aún me siento en casa
desde el momento en que entro a su casa. En momentos en que me hubiera
encantado tener a mi propia madre conmigo pero no fue posible por la distancia,
ella estuvo ahí. Tenemos esa relación especial donde ella es mi segunda mamá
mientras mi propia mamá vive muy lejos, y yo soy su segunda hija mientras su
propia hija está muy lejos, también. Me siento tan feliz de que el destino
decidiera hacerla parte de mi vida, ¡y espero que siga así por muchísimos
años más!
Finalmente, está mi significado más reciente de la palabra “mamá”.
Yo misma. Mi propia
experiencia como madre de gemelas. Sé que no estoy ni cerca de la amplia
experienca como madre que poseen las tres mujeres mencionadas anteriormente,
pero los últimos años ya me han enseñado bastantes cosas sobre la maternidad: lo
bueno, maravilloso, difícil, retador e increíble de la maternidad. Algunas
personas dicen que te convertís en madre en el momento en que nace tu bebé.
Tengo que estar en desacuerdo, ya que me sentí mamá desde el primer momento en
que vi aparecer esas dos líneas en mi prueba de embarazo, y más aún cuando oí
por primera vez los corazones de mis dos diminutas maravillas cuando apenas
tenía siete semanas de embarazo. Aún no sabía en ese momento si eran niños o
niñas, cuáles serían sus nombres, cómo se verían, cómo serían sus personalidades,
o cómo lograría cuidar a las dos al mismo tiempo después de su nacimiento. Pero
ya las amaba y empecé a cuidarlas lo mejor que pude mientras aún estaban creciendo
y desarrollándose dentro de mí. Empecé a hablarles y cantarles desde antes de
que nacieran y durante la última parte de mi embarazo pude distinguirlas
fácilmente y ya notar diferencias entre las dos. Durante los últimos dos años y
medio he visto el cambio de las dos bebés prematuras, vulnerables y demasiado
pequeñas a las niñas preciosas, fuertes, alegres, aventureras y parlanchines
que son ahora. Los últimos tres años han sido sin duda alguna los más difíciles
y desafiantes de mi vida hasta el momento, pero también han sido los años más
increíbles y maravillosos. Y
creo que así es la maternidad. Creo que la mayoría de las mamás estará
de acuerdo conmigo cuando digo que ser madre es difícil y retador, pero que al
mismo tiempo es lo mejor que me ha pasado en la vida. El amor que siento por
esas dos niñas pequeñas, el amor que sé que ellas sienten por mí (y sus maneras de mostrarme), verlas crecer y aprender cosas nuevas cada día y los
pensamientos de tantas cosas que planeo hacer para y con ellas en años
venideros – todo eso hace que me sienta tan feliz y afortunada por ser mamá. Por
ser mamá de gemelas. Y más que todo, por ser la mamá de MIS gemelas.
Aunque en Costa Rica no lo celebremos hasta el 15 de
agosto, mañana será Día de la Madre en muchos países en el mundo, incluyendo mi
país de origen, Holanda. Así
que: Feliz Día de la Madre, Mamá. Feliz Día de la Madre, Abuela. Feliz
Día de la Madre Holandés, Mamá Tica (esa es la ventaja de tener una hija
holandesa: podés celebrar el Día de la Madre dos veces al año – aunque tendrás
que esperar a agosto para tu regalo). Feliz Día de la Madre para mí (y sí, yo
también estaré celebrándolo dos veces). Y Feliz Día de la Madre a todas las
mamás que se esfuerzan, luchan y hacen sacrificios para sus hijos, que están
orgullosas de los logros de sus hijos, que dan lo mejor de sí para que sus
hijos sean felices y que se sienten felices al ver a sus hijos sonreír. ¡Feliz
Día de la Madre para todas ustedes!
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